EL NUEVO NACIMIENTO

     El hombre es pecador y Dios ha provisto por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo el camino para poder ser salvos. Pero quizás te surja la pregunta de ¿cómo podemos aceptar ese regalo de salvación que Dios nos ofrece?, Jesús dijo en Juan 3:5

     “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.” 

     En esto consiste el nuevo nacimiento, en nacer del agua y del Espíritu, según vemos en este versículo hay dos cosas que intervienen en el nuevo nacimiento, el Espíritu y el agua, esto nos lleva a estudiar qué son estas dos cosas, viendo los ejemplos bíblicos de personas que experimentaron este nuevo nacimiento, que les llevó a ser salvos, y las enseñanzas de Jesús acerca de cómo podíamos salvarnos.

     “Y les dijo (Jesús): Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado.” Marcos 16:15-16

     “Al oír esto se compungieron de corazón y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Hermanos, ¿qué haremos?, Pedro les dijo Arrepentíos  y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados...”  Hechos 2:37-38

     En estos dos versículos vemos claramente la intervención de las dos partes del nuevo nacimiento, la parte espiritual que es CREER y ARREPENTIRSE y la parte del agua que es BAUTIZARSE.   ¿Por qué a este proceso se le llama NUEVO NACIMIENTO?

     “Mas a todos los que le recibieron (a Jesús), a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”  Juan 1:12

     Este proceso se llama nuevo nacimiento porque a través de él llegamos a ser hijos de Dios, nacemos en la familia de Dios.

     En este versículo vemos que recibir a Jesús tiene que ir asociado con creer para ser hecho hijo de Dios, creer solamente no es suficiente, veamos lo que nos enseña Santiago 2:19

     “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan.”

     ¿Crees que los demonios se salvan? No, pero sin embargo ellos creen en la existencia de Dios, esto demuestra que creer solamente no es suficiente para ser hechos hijos de Dios, hay que recibir a Jesús en nuestro corazón, una vez hemos creído y hemos aceptado a Jesús en nuestro corazón podemos estar seguros que somos hijos de Dios porque Dios no miente y es lo que Él nos dice en su Palabra, pero ¿qué es recibir a Jesús en el corazón?

     Por asociación de los versículos que nos hablan del nuevo nacimiento podemos deducir claramente que recibir a Jesús en el corazón implica en primer lugar ARREPENTIMIENTO y después OBEDIENCIA que nos lleva al BAUTISMO, así que ahora vamos a ver qué es el arrepentimiento.

      Parte espiritual del nuevo nacimiento

     En el Nuevo Testamento podemos encontrar dos palabras griegas diferentes que han traducido al castellano como arrepentirse, una de ellas se encuentra en Mateo 27:3,5

   “Entonces Judas, el que lo había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las 30 piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,... Entonces arrojando las piezas de plata en el Templo, salió y fue y se ahorcó.”

     Esta palabra traducida como arrepentimiento debería haber sido traducida más correctamente como remordimiento porque el resultado de él, es que Judas se ahorcó, mientras que el verdadero arrepentimiento tiene como resultado la salvación como nos dice Pablo

   “La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación...” 2ª Corintios 7:10

  De acuerdo a este versículo, el camino correcto para el arrepentimiento es en primer lugar sentir tristeza según Dios, esta tristeza consiste en darnos cuenta de que hemos pecado y por tanto debe dolernos el corazón por haber desobedecido a Dios, después debemos arrepentirnos, esta palabra en griego (idioma original en el que se escribió el Nuevo Testamento) es “metanoia” que quiere decir un cambio de mente, cuando de verdad nos arrepentimos debemos de cambiar nuestra forma de pensar, y pensar sólo lo que es la voluntad de Dios y esto nos lleva a obedecerle, un ejemplo de esto lo tenemos en Hechos 2:37-38 (Citado al principio), donde se nos dice que al escuchar las palabras de Pedro se COMPUNGIERON DE CORAZÓN o lo que es lo mismo, sintieron dolor en su corazón por su pecado y se arrepintieron.

     “Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento,”  Mateo 3:8

   Los frutos dignos de arrepentimiento podríamos decir que es el camino que hay que seguir para que de verdad haya arrepentimiento y no solamente remordimiento, este camino es el que hemos visto anteriormente que consiste en sentir tristeza por nuestros pecados, cambiar nuestra forma de pensar, esto nos lleva a cambiar nuestra forma de actuar, teniendo el firme propósito de no volver a pecar (Aunque de vez en cuando sigamos cometiendo pecado por nuestras debilidades), pedir perdón a Dios y por último en la medida de lo posible hacer restitución, es decir, reparar en la medida de lo posible los daños ocasionados.

     Es importante que tengamos claro que el arrepentimiento no quiere decir que no vayamos a pecar nunca más, ya que tenemos una naturaleza inclinada al mal y que nos va a llevar a pecar, pero lo que el arrepentimiento implica es que cada vez que pequemos sintamos dolor en el corazón por haber pecado y tengamos el firme propósito de no volver a caer más en ese pecado.

     Vamos a ver ahora el segundo paso que nos lleva a recibir a Jesús en nuestro corazón, LA OBEDIENCIA.

    "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama;”  Juan 14:21

   La prueba de que amamos a Jesús es que guardamos sus mandamientos, no es que yo guarde sus mandamientos para ganar la salvación, sino que por el amor que tengo hacia Él por haberme salvado y haberme hecho hijo de Dios, guardo sus mandamientos, es decir, el guardar sus mandamientos es la prueba de mi agradecimiento hacia él, no es un intento de pagar el regalo que Él me ha dado que es de un valor incalculable y por tanto imposible de pagar, un ejemplo para poder explicar esto podría ser en una buena relación de matrimonio, el cónyuge no trata de agradar al otro para ganarse su amor ya que se supone que si están casados es porque ya existe ese amor, el motivo de intentar agradar al cónyuge es por el amor que siente hacia él.

     Para resumir lo visto en esta lección, podemos decir que si quieres tener la seguridad de la salvación, es decir, si quieres estar seguro de que si te mueres ahora, vas al cielo, tienes que ser un hijo de Dios y para esto según hemos visto en Juan 1:12 (citado anteriormente) tienes que creer y recibir a Jesús en tu corazón y esto te llevará al arrepentimiento y a la obediencia porque creer en Jesús implica obedecerle en todos sus mandamientos.

     Para recibir a Jesús en tu corazón solo tienes que decírselo, hacer una sencilla oración que consiste en hablarle como le hablarías a cualquier persona e invitarle a entrar en tu corazón, a modo de ejemplo, voy a poner una oración que puedes repetir si quieres o puedes hacer una tú mismo con tus palabras.

     Señor Jesús yo reconozco mis pecados, reconozco que he vivido hasta ahora de espaldas a ti, siguiendo mis propios caminos o la tradición en vez de aceptarte en mi corazón y deseo que perdones todos mis pecados, me arrepiento y a partir de ahora voy a tratar de vivir cumpliendo tu voluntad, no quiero pecar más, deseo que vivas y reines en mi corazón, por eso te pido que entres en mi vida. Gracias Señor por darme el regalo de la salvación y sé que a partir de ahora pertenezco a tu familia y un día estaré contigo por toda la eternidad. Te lo pido todo en el nombre de Jesús.

     Si has hecho esta oración o alguna similar, ahora eres hijo de Dios y debes de vivir como Dios quiere que vivan sus hijos en obediencia a su Palabra.

      La parte del agua del nuevo nacimiento

     Hasta ahora hemos visto la parte del nuevo nacimiento que tiene que ver con nacer del Espíritu, es decir, creer, arrepentirse de los pecados y obedecer, a partir de ahora vamos a ver la segunda parte del nuevo nacimiento que corresponde a nacer del agua, o lo que es lo mismo, hablaremos del bautismo.

     En el primer versículo que vimos, Jesús le aclara a Nicodemo que para ser salvo tiene que nacer de nuevo, y este nuevo nacimiento consiste en nacer de agua y del espíritu,

     Por comparación entre los tres pasajes que hemos visto al principio, podemos deducir muy claramente que nacer de agua se refiere al bautismo, así que en primer lugar vamos a ver realmente en qué consiste el bautismo.

    La palabra castellana BAUTISMO proviene de una palabra griega que es bapteso que traducida literalmente quiere decir “sumergir bajo un líquido”, de hecho, esta era la palabra que los curtidores de pieles usaban para decir que iban a teñir una piel, ellos decían, voy a bautizar la piel.

     De la misma manera que la palabra enterrar quiere decir poner bajo tierra, bautismo quiere decir poner debajo de un líquido. Este es el sentido literal de la palabra, pero ahora vamos a ver el sentido simbólico de la palabra, vamos a leer Romanos 6:3-4

     “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?, porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en nueva vida.”

     Vemos como el significado simbólico del bautismo corresponde perfectamente al significado literal. A través del bautismo nos identificamos con la muerte de Cristo, de la misma manera que Cristo murió y fue sepultado, nosotros a través del bautismo estamos mostrando que nuestra vieja manera de vivir ha muerto, y somos sepultados bajo el agua, para que como Cristo resucitó de la muerte y salió de su sepulcro, nosotros también resucitamos con Cristo, y salimos de nuestro sepulcro (el agua) para vivir según el nuevo nacimiento que hemos experimentado, a través de nuestra fe en Cristo, de nuestro arrepentimiento y de haber recibido a Jesús en nuestro corazón.

     El bautismo como muy bien expresa Pablo es el símbolo de que hemos muerto con Cristo y resucitado con Él para una nueva vida, por eso no podemos considerar el bautismo como una meta, sino como un principio, no debemos esperar a ser perfectos para bautizarnos porque el bautismo es el principio de nuestra nueva vida a través de la cual Dios irá transformándonos y cambiándonos para purificarnos y prepararnos para entrar en su reino. Retrasar el bautismo intentando alcanzar nuestra perfección antes de bautizarnos es un grave error y una desobediencia a Dios.

     Es un error porque nadie puede alcanzar la perfección y porque el bautismo como ya he repetido varias veces es el principio y no el final de nuestra nueva vida, el bautismo podríamos considerarlo como el símbolo externo del pacto que yo hago con Dios de entregarle mi vida; y es una desobediencia a Dios porque el bautismo es un mandato de Dios, no es algo opcional que Dios nos deja elegir, Dios manda como hemos visto en la hoja anterior en Hechos 2:37-38 que nos arrepintamos y nos bauticemos.

      ¿Quién debe de bautizarse y cuando debe ser bautizado?

     Debe de bautizarse toda persona que haya experimentado el nuevo nacimiento a través de haber aceptado a Jesús en su corazón, Dios no hace acepción de personas, cualquiera que se convierte a Dios y recibe a su Hijo en el corazón es aceptado en la familia de Dios y por tanto debe de cumplir el mandamiento de Dios de ser bautizado.

     Según hemos visto en Marcos 16:15-16 (al principio de este estudio) el orden normal es CREER Y DESPUÉS SER BAUTIZADO.

     Según Hechos 2:37-38 (también al principio de este estudio) el orden normal es ARREPENTIRSE Y DESPUÉS SER BAUTIZADO.

     Vemos a través de estos dos versículos que el orden que Dios ha establecido es en primer lugar creer, después arrepentirse y en tercer lugar bautizarse. En el versículo de Hechos, Pedro no les dice que deben creer porque obviamente si se compungieron de corazón y les preguntaron que debían hacer, era porque habían creído en la predicación de Pedro. Vamos a ver un claro ejemplo de esto en Hechos 8:35-38

     “Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó.”

     En esta historia del eunuco vemos como se confirma lo visto hasta ahora acerca del bautismo, primero Felipe le predica el evangelio al eunuco, este cree y pide ser bautizado, cuando llegan a un lugar donde hay agua ambos bajan a las aguas, luego el bautismo se efectuó sumergiendo al eunuco en el agua dado que si hubiera sido por aspersión no era necesario que los dos hubieran bajado a las aguas.

     Hay una razón histórica que confirma que los bautismos en la iglesia primitiva eran efectuados sumergiendo a la persona dentro de las aguas y no echándoles agua encima de la cabeza. Esta razón histórica es que todas las pilas bautismales encontradas en las iglesias de los primeros siglos eran semejantes a grandes piscinas.

     La respuesta a la pregunta ¿quién debe de ser bautizado y cuando debe de ser bautizado? está claramente explicada en estos pasajes que hemos leído, toda persona sin importar la edad, la raza, la cultura, el sexo, etc., puede ser bautizada, los requisitos previos sólo son que deben haber creído, haberse arrepentido de sus pecados y solicitar por iniciativa propia el bautismo.

     De lo dicho hasta ahora surgen dos preguntas que muchas personas se harán, sobre todo después de lo dicho en el párrafo anterior de que no importa la edad, estas dos preguntas son en primer lugar ¿es válido el bautismo de bebé que recibí cuando nací?

     Creo que la respuesta debe de estar bastante clara a la luz de lo que la Biblia dice como hemos visto hasta aquí. La respuesta es NO por varios motivos:

     a)           El primer requisito para ser bautizado es creer, un bebé no es capaz de creer porque no entiende nada.

     b)           El segundo requisito antes de ser bautizado es arrepentirse, un bebé no es capaz de arrepentirse porque no tiene el conocimiento suficiente y porque tampoco es consciente de sus pecados (además, a un bebé no se le puede culpar de pecado)

     c)            En tercer lugar el bebé no pide ser bautizado, y en la Biblia solo fueron bautizados los que pidieron serlo, nunca se llevó a nadie al bautismo a la fuerza.

     d)           Lo que nos hicieron de bebé fue asperjernos, no bautizarnos, como hemos visto anteriormente el bautismo significa sumergir bajo agua, no echar unas gotas, ni un chorro de agua sobre la cabeza. Imaginemos que estamos delante de un muerto, si yo le echo un puñado de tierra sobre la cabeza no puedo decir que lo he enterrado, de la misma manera si le echo a alguien un poco de agua sobre la cabeza no puedo decir que lo he bautizado.

     Yo les invito a que busquen en la Biblia un solo caso donde se bautizara a alguien a la fuerza o un solo caso donde se nos diga que un bebé fue bautizado y me lo muestren, y si no lo encuentra quiero que entiendan que, ES NECESARIO OBEDECER A DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES O QUE A LA TRADICIÓN.

     La segunda pregunta que puede surgir es ¿a partir de qué edad se puede bautizar a un niño?

   La Biblia no aclara específicamente esta pregunta por lo que no podemos hablar de generalidades sino que hay que ver en cada caso concreto la madurez del niño y la capacidad que tiene para creer en el evangelio, recibir a Cristo en su corazón, y el nivel de consciencia que tiene de sus pecados para poder arrepentirse. Si el niño está capacitado para entender todo esto está capacitado para recibir el bautismo. También es fundamental que el niño sea quien haya tenido la iniciativa de pedir el bautismo y no lo haya hecho por presión o coacción de sus padres.

   Para terminar quiero recordar que el bautismo es un mandamiento y es fundamental para nuestra salvación como símbolo de que nuestra vieja manera de vivir a muerto y hemos experimentado el nuevo nacimiento de agua y del Espíritu y resucitamos con Cristo para vivir entregados a Él y obedecerle.